Candombe l Entrevista a Fernando Núñez
Una forma de vida,una cultura cotidiana
Mara Padilla y Fernando Longobardi
Foto: Jonathan Groeger
Se llama Fernando Núñez. Es candombero de calle, músico de escenario y luthier. Nacido en una familia de cinco generaciones relacionadas con el candombe, fundadores de la primer comparsa de Montevideo. Hijo del mítico “Lobo” Núñez e integrante de los grupos musicales La Calenda Beat y Rey Tambor, con Hugo Fatorusso. A sus 28 años de candombe, es una mirada joven que respeta la tradición, manteniendo su cultura como una forma de vida. Sin competencias, disfrutando de compartir, haciendo música y construyendo tambores. Lo entrevistamos. Queríamos saber qué pensaba y sentía en relación con el candombe, las raíces africanas, la tradición y las llamadas en Montevideo. El sábado 13 de junio Fernando Núñez dio una clínica de candombe en Buenos Aires. Habló de la historia del candombe, de las características de las diferentes corrientes, del desarrollo y de los diferentes toques del chico, repique, piano. Ese fue el marco que hizo posible esta entrevista, donde Núñez no desperdicia palabras. ¿Qué es el candombe para vos?Es difícil de definir en pocas palabras... para mí el candombe es cultura. Va mas allá del carnaval, es una forma de vivir. Yo vivo del y con el candombe. No tengo una realidad despegada por fuera de él; con el tema de trabajar con los tambores, como percusionista pero más que nada como tocador de candombe, se me hace muy difícil pensar mi vida sin que esté el candombe. ¿Cómo vivís lo “cotidiano” de la calle? Para mí eso es lo mejor: poder tocar con amigos, con gente que uno quiere, disfrutar de un momento en que realmente te podés abstraer de todo. El candombe tiene como una cosa mágica, donde uno puede estar cansado pero terminás de tocar y estás como nuevo. Si bien este año estoy más tranquilo, el año pasado estuve tocando con la comparsa Isla de Flores y también participando en una cuerda que se formó con chiquilines del Barrio Sur; les dimos el apoyo para presentarse en la Movida Joven y ganamos. Ese fue el envión que necesitaban para formar una comparsa. En el momento que empiece a salir esa cuerda, yo voy a estar ahí.Energéticamente, ¿qué dice cada tambor?Creo que cada tambor tiene que ver mucho con la forma de ser de la persona. El “chico” es para una persona tranquila, centrada, para alguien que pueda asumir ese rol. Yo he visto que para las personas más libres de cabeza su tambor es el “repique”, y que las figuras que se imponen o que tienen personalidad más fuerte, prefieren el “piano”. No sé... tampoco es un horóscopo (risas). Pero está bueno practicarlos a todos de vez en cuando... ¿Cuál es tu tambor, con cuál te identificás?Mi tambor es el “chico”, es el tambor que, llegado el momento, no se si yo lo elegí a él o él me eligió a mí. Me acuerdo que de chico tocaba más el “repique”, y el “piano” lo tocaba más de grande. En sí, puedo tocar los tres porque todos los tambores tienen lo suyo... pero el que me da más satisfacción es el “chico”.En cuanto al carnaval y las llamadas, ¿qué opinás sobre la competencia con intereses económicos? En ese sentido, yo veo que hay dos grandes corrientes: el carnaval o el ambiente comparsero, y lo que es “un candombero”. Si tuviera que definirme, yo soy candombero. No necesito de un carnaval para serlo, pero hay gente que lo vive de la otra forma.¿Pensás que el crecimiento de las llamadas juega en contra de la tradición; de concebir el candombe como lo cotidiano?No es la llamada en sí, sino el manejo y la dirección que le dan los que generalmente toman decisiones o juzgan: es gente que no tiene ni idea. Las cosas evolucionan y está bien, es normal, pero lo que no está bueno es cuando vos querés imponer algo, que es lo que pasa con muchas cosas.Con la imposición aparece el tema de la competencia, ¿no?Es un tema complicado, porque es una competencia entre comillas. Muchas veces la torta ya está repartida de antemano. A veces cuesta que la gente abra los ojos y se de cuenta de que más allá de que sea cultura, es un negocio que da mucho rédito. Y tenés una de dos: o seguís con la cabeza en la tradición y mantenés tu comparsa como un “hobbie” caro, o te metés dentro del ruedo y jugás con las reglas de juego. Y muchas veces se trata de ver quién inventa más. Pero no sé a dónde se dirige eso...Todo este espectáculo-negocio, ¿ha logrado algún beneficio para las familias tradicionales del candombe?En general, nadie las familias tradicionales del candombe puede decir que vive de eso; se trata de gente que labura de otra cosa y que en ese momento puede lograr un rédito económico ínfimo, si se compara con lo que genera el todo. Si uno compara los premios que ganan las comparsas con la inversión que tienen que hacer, el resultado es ridículo. No está bien equilibrado, falta gente que respete un poco más.Contanos sobre la Calenda en la calle, su historiaYa hace unos cuantos años que salimos con La Calenda... no funcionamos como una comparsa clásica y tuvimos dos participaciones en las llamadas, básicamente por el ímpetu de los más jóvenes de querer salir. Así fui y la anote como director. Hasta ahora figuro como el director más joven, porque tenía 19 años en ese entonces. Una locura. Juntamos el dinero haciendo colectas, hicimos la ropa, etc. Pero en realidad nos caracterizamos más como grupo folklórico, para tocar en festivales, fiestas. Y tenemos fechas de las que nosotros hicimos una tradición casi religiosa, en las que salimos siempre, a no ser que llueva: la madrugada del 25 de diciembre, la del 1 de enero y el 6 de enero por la tarde.¿Que sucede actualmente con la salida tradicional del 6 de enero? Sabemos que es algo que viene manteniendo especialmente tu familia, en el barrio. Hasta hace poco sucedía el cruce de cuerdas entre Sur y Palermo. Los que estábamos manteniendo esa tradición, de cruzar tocando al barrio vecino, éramos La Calenda y se daba más que nada el 6 de enero. Pero desde 2005 se organiza un desfile de comparsas ese día, utilizando el mismo recorrido. El primer año lo hicieron como un acto de protesta, como una contra llamada; fueron las cuerdas y desfilaron. Al otro año, fueron con bailarinas. Al otro, con ropa y ahora esta pareciéndose más al desfile de llamadas de carnaval. “Las llamadas” ya están. ¿Cómo se va a protestar contra algo haciendo lo mismo? Nosotros no tenemos ganas de participar, seguimos haciendo lo que veníamos haciendo. El problema es que antes se cruzaba con respeto, ahora salen 30 comparsas que no son de acá, y no respetan a los tambores del barrio y su tradición. No entienden que quienes tienen que tener respeto son ellos, ese gesto no lo están teniendo. Hay que empezar a descentralizar, ¿por qué tienen que venir todos a tocar a Barrio Sur?¿Qué opinas de los cortes? Es algo impuesto, algo para engañar el ojo. Buscan un efecto exitista. Primero fue una innovación, después fue moda y hoy no se sabe. Se busca hacer cosas complicadas, que muchas veces una cuerda de cuarenta tamborileros no puede tocar.El corte corta; vos tenés un tiempo en la cuerda, desde que arranca hasta que se logra la melodía; Y si vos cada media cuadra parás para hacer un arreglo, no se arma nunca.Eso que lo dejen para el teatro de verano, en la llamada hay que tocar de punta a punta como ha sido toda la vida, como debe ser. La pasadera de tambores también es algo que corta, yo si dejo de tocar siento que estoy defraudando, que abandono.Volviendo a lo ancestral y para ir cerrando, ¿sentís que queda algo de lo religioso en el candombe?Lo que se puede ver como religioso es el respeto hacia la cultura; creo que nunca estuvo muy ligado a la religión, sino en términos festivos y ligados a la comunicación.¿Qué aportes africanos se sostienen en la actualidad en el candombe?La forma de hacer las cosas. Hay otra distensión, creo que es el concepto de vivir la vida en el día a día, agarrar la cosa como viene. La raíz, obviamente, es africana. Pero este ritmo, como otros, ya dejaron de ser netamente africanos. Son parte de la cultura americana en relación con lo criollo, esto es de acá.
Entrevista realizada en agosto 2009 Revista Quilombo Nº50

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