Adaptación libre  del capitulo “El primer Candombe” de Vicenti Rossi, Cosas de Negros.1926


Alguna vez se preguntaron ¿cuándo habrá sido  el primer candombe? ¿Como hicieron los morenos y morenas para abrirse camino y  tocar aquel primer toque de  tambor, dar aquellos primeros pasos, contornear las caderas, sentir el sudor de aquel ritmo. Rodeados de la opresión cotidiana, de la mirada constante  de ese  amo temeroso del color de sus pieles de sus ojos, que reflejaban otros mundos , otros dioses. Nadie lo sabe con seguridad. Sin embargo algunos dijeron saber como  fue que un día se produjo el milagro...

Debió ser con motivo de alguna solemne fiesta en que los cascarudos de la colonia desarrugaban sus mejores trapos y se los calzaban. Pudo ser con motivo de algún feliz alumbramiento o la llegada de alguien que había gran interés en adular. El caso  fue que cada señor se largo a la calles con toda su negrada; pública demostración de su feudo. Cada colono se sentía un monarca real con su pueblo negro. Y mientras los amos se reunían,  los negros se congregaron  al aire libre por primera vez en gran número y total liberalidad.
Desconfiaban de tan grata posibilidad...¿No seria alguna emboscada sujerida por la imaginación diabólica de aquellos nobles hidalgos para tener motivo de ostentar jesto justiciero propiciando azotes de lujo? Los negros más ancianos han hablado, asegurando a sus hermanos que era cierta la orden de reunirse y alegrarse como les pareciera. La alegría de verse reunidos subía en estrépito a medida que se intimaba. ¡De repente y sin previo aviso¡¡ un negro viejo dio un alarido acompañado de un salto! y quedó inmóvil de pie, encogiendo su cuerpo, dándole suspenso a su sorpresivo movimiento. Volvió a salta a chillar y se quedó inmóvil mirando a todos los presentes con mirada brillosa y una sonrisa extraña. Observó indeciso a sus hermanos como si les consultará sobre su insospechado desplante.
Un profunda quietud se produjo en aquel  inquieto y rumoroso hormiguero negro. Todos fijaron sus miradas con ansiedad en aquel que ha gritado. ..Silencio, pensamientos veloces,  de dolores, castigos, y el corazón latiendo fuerte, la sangre alborotada.  Cuerpo y espíritu  se han liberado y en un  instante , vuelve a ocupar el espacio con un alarido vibrante. Aquel negro se entrega a una serie de saltos acompasados, girando sobre sí mismo, levantando las piernas alternativamente, cual si estuviese en un suelo pegajoso del que le costase desprender los pies. Se mueve..... al compás monótono de un canto  quejumbroso en lengua extraña.
En todos los rostros se exaltan las blancas sonrisas, los brillantes ojos en señal de intensa alegría. En los más jóvenes se mezcla con un gesto de curiosidad  e  intriga. Otros negros se apresuran  acercarse al que estaba bailando. En pocos instantes lo rodean en un círculo.Son muchos los que ahora bailan y cantan como ese primer oficiante quien continúa su danza sin haberse detenido un segundo, por el contrario al ver que ha sido interpretado ha redoblado sus fuerzas  ya que su voz y sus movimientos sirven de guía al resto. Aquel hombre es el bailarín primitivo. Él es en sí mismo un instrumento percutivo, un cuerpo sonoro que hace de música con sus pies, con el palmoteo a contrapunto de sus manos y su voz impregna el aire de fraseos melódicos. Algo ha pasado por el alma de esos hombres; íntimo entusiasmo los ha transfigurado. La danza adquiere proporciones no previstas. De a poco el grupo de danzantes forman un círculo de hombres, mujeres y en el centro  varios ancianos  modulan con su voz, clara y firme la triste melodía que da el ritmo y es repetida incansablemente por los demás.

Algo produce la ilusión de estar poseídos, se retuercen, vociferan .Algo hay allí en medio de la ronda, algo que solo ellos ven, sienten y comprenden.Algo les ha dado a todos en un instante la misma excitación. no saben cómo ha sido no saben si antes de ese instante las hubiesen recordado. Han  venido de muy lejos traen recuerdos de la niñez del suelo de la choza del sol. La canción de cuna, la danza de la raza, el recuerdo de la tierra, del hogar , de la primer alegría. Todos sienten la misma emoción, si aquella no es la libertad el instinto les dice que ha de parecerse bastante y ha de ser hermosa, hermosa.

Texto utilizado para trabajo de improvisación del taller.
El uso de la j y no de la g fue tomado del texto original.

Comentarios

diego cueto ha dicho que…
hermoso texto...es muy bello el final: "si aquello no es la libertad el instinto les dice que ha de parecerse bastante"
Mara Padilla ha dicho que…
si!!Hermosa frase de Vicente Rossi!

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